miércoles, 24 de septiembre de 2008

FICHA 3 UNIDAD 1

Tecnología Educativa.

Diseño y utilización de los medios en la enseñanza.

Como se desprende del movimiento CTS, la historia de las civilizaciones es, en cierta medida, la historia de las técnicas y tecnologías en ellas utilizadas; sin embargo hasta la fecha como indica Quintanilla. (1989ª, 19), Nunca “(…) había estado la sociedad en su conjunto tan articulada en torno a la actividad tecnológica, y nunca la tecnología había tenido repercusiones sobre la estructura social, y en especial sobre la estructura cultural de una sociedad”. Si existe algún atributo distintivo de la sociedad en la cual nos desenvolvemos es su perspectiva tecnológica, en lo doméstico, en lo cultural, en lo económico y en lo político.
La sociedad ha pasado por diferentes revoluciones tecnológicas, que por lo general se encuadran en tres: agrícola, industrial y de la información. Si la primera vino marcada, por la utilización de la fuerza de los animales, la rotación de los cultivos, la automatización de la agricultura y la selección de las semillas, y la segunda, por el desarrollo de las primeras industrias textiles y de acero, y la aparición de la electricidad (Duby, 1991), la actual de la información, y pone énfasis no en los productos sino en los procesos, y se desarrolla no de forma aislada sino en interconexión y refuerzo mutuo. Sociedad en red, como la denominan algunos, que proviene de la revolución de las tecnologías de la información, la reestructuración del capitalismo y la desaparición del estatismo. (Castells, 1998a.)
Como apunta Torres (1994, 86) no debemos tampoco olvidarnos de que si la economía se globaliza también lo hacen los problemas que surgen de este modelo de sociedad: las drogas, el comercio de armas, la exportación de enfermedades, o el tráfico de personas. Al mismo tiempo también se globalizan conductas opuestas: cultura verde, democracia, o ayudas internacionales.
Como estamos viendo, la utilización de las nuevas tecnologías en esta sociedad de la información no será solo “un asunto tecnológico; es básicamente un gran desafío político, cultural, económico y social” (Torres, 1994,91).
Estas influencias no se limitan exclusivamente a la implantación de nuevas modalidades laborales sino también al desarrollo progresivo de un trabajo cada vez más abstracto, donde el trabajador manejará cada vez menos físicamente el objeto y se encontrará mas aislado de los circuitos y cadenas de producción, y los entornos virtuales se convertirán en los espacios básicos de interacción.
La desaparición y modificación de determinadas profesiones va a tener como consecuencia el aumento en la movilidad del trabajador, tanto en el número de ocupaciones por las que pasará como en los períodos de empleo-desempleo a los que se verá expuesto, así como en el aumento del porcentaje del volumen de contratos temporales.
Esta sociedad de la información se ha visto expulsada por diferentes medios, entre los que son fundamentales la informática, las telecomunicaciones y las redes de comunicación. En cuanto a la informática, su impacto a sido tal que podría ser comparada con el descubrimiento de la rueda o el fuego por el ser humano; ahora bien, su significación en la nueva cultura no ha sido exclusivamente como instrumento que nos permite escribir, calcular, simular, guardar, tratar información y comunicarnos con los demás, sino que, lo que es más importante, mediante la simulación nos está ofreciendo nuevos modelos de mente donde proyectar nuestras ideas y fantasías (Turkle, 1997,15), aspectos que se verán notablemente impulsados en un futuro próximo con el desarrollo de los ordenadores emocionales (Picard, 1998).
Esta sociedad de la tecnología y las nuevas tecnologías de la información y comunicación, que para algunos iba a propiciar la emancipación de determinados países y la igualdad democrática entre los pueblos, puede suponer lo contrario: el aumento de la separación y distanciamiento entre ellos; sobre todo para aquellos a los que le puede resultar difícil el acercamiento. Ramonet (1997), nos habla con toda claridad de que uno de los peligros con los que nos encontramos en la actualidad, es que las nuevas tecnologías de la información y comunicación lleguen a separar al mundo en dos grandes categorías: “infopobres” e “inforricos”, con un fuerte sometimiento y supeditación de los primeros a los segundos.
La UNESCO (1999) en su último informe mundial sobre la comunicación indica con toda claridad la polaridad en la cual nos vamos a mover con la utilización de las nuevas tecnologías de la información y comunicación: “ La historia demuestra que los países que no aprovechan las oportunidades que ofrecen estas nuevas tecnologías de la información, la informática y las telecomunicaciones inevitablemente verán frenado su desarrollo y disminuida su capacidad de negociación ene l nuevo escenario mundial de la comunicación. Pero la historia enseña igualmente, que las que se someten solamente a los mecanismos del mercado mundial se arriesgan a perder su identidad y su cultura” (UNESCO, 1999,15).
La postmodernidad es el pensamiento globalizador, en el sentido de que alcanza no solo a la filosofía, sino también a las artes, la ciencia, la política, el conocimiento científico, la cultura, la educación, los medios de comunicación de masas…, que se produce a finales del siglo XX en las sociedades avanzadas, y que configura un cambio en la forma de entender y analizar nuestra situación cultural, social y política contemporánea, “(…) es un concepto de varios niveles que llama nuestra atención sobre diversos cambios sociales y culturales que se están reproduciendo al final del siglo XX en muchas sociedades “avanzadas”.” (Lyon, 1996,9.)
Como estamos observando, la postmodernidad ha sido caracterizada en clara oposición a la modernidad, aunque ellos no debe entenderse como un simple rechazo de la misma, sino mas bien como un análisis, comprensión y tratamiento de los temas de forma netamente diferente a como habían sido aquella (Giroux, 1991). No implica tanto una erosión de los conceptos que se manejan, sino mas bien una erosión de la seguridad que desde siempre se le ha concebido a los que esos conceptos significaban (Foster, 1985), de manera que frente a un juicio racionalista se establecerá un juicio estético, la “verdad” se transformará en el “me gusta”.
No estaría mal afirmar que las tecnologías se dividen y clasifican en función de las ciencias sociales en las que se apoyan y fundamentan. Y en este sentido nos encontramos con diferentes propuestas, como la formulada en su momento por Bunge (1980), que ha sido seguida por diferentes autores de nuestro contexto, entre otros Colom (1986).
Este autor, en función de su campo de actuación, identifica los siguientes grandes tipos de tecnologías: materiales, sociales, conceptuales y de sistemas.

1 comentario:

kuelas dijo...

eit ... mi blog desapareció y no habre las fichas... me las borraron .. no manchen .. quien me auxilia..?